Oasi. Arxiu dels Cels

Capvespre

En 1789, mientras se desencadena la Revolución Francesa, el alpinista y físico suizo Horace-Bénédict de Saussure inicia de manera oficial la ciencia del color del cielo. Que el cielo es azul es una verdad universalmente reconocida, pero a de Saussure le intriga entender por qué es azul, y si los habitantes de cualquier rincón del planeta contemplan el mismo tono de este color cuando levantan la vista hacía la cúpula celestial.

Para comprobarlo, De Saussure concibe el cianómetro, un disco de papel con 53 graduaciones distintas de azul que permite "encajar" el tono del cielo que podemos ver a simple vista con una graduación específica. Así, certifica que el cielo en la cima del Montblanc es de un azul más oscuro que el que vemos desde el pie de la montaña. Será el legendario explorador naturalista Alexander Von Humboldt, una de las figuras fundacionales del medioambientalismo, quien saque todo el provecho al cianómetro, empleándolo para medir metódicamente el color del cielo en sus expediciones por el Caribe, Los Andes o las Islas Canarias.
Cuando miramos al color del cielo estamos viendo en realidad cómo la luz del sol se dispersa a través de las partículas suspendidas en la atmósfera, desde las gotas de agua al polvo y las sustancias químicas que flotan en el aire. En el antropoceno, la actividad humana está cambiando también, entre tantas cosas, el color del cielo.

La paleta cromática que registraron De Saussure y Alexander Von Humboldt en el siglo XVIII no es la misma que podemos medir hoy en un planeta en emergencia medioambiental. El cambio climático, con la multiplicación de eventos extremos que reconfiguran la atmósfera y el aire que respiramos, está introduciendo nuevos colores en el cielo. Los incendios forestales lo tiñen de naranja y producen puestas de sol de un rojo intenso, mientras que las tormentas tropicales y huracanes cubren el cielo de un rosa violeta. En las ciudades más contaminadas del planeta, con alertas por mala calidad de aire regulares, se ha impuesto un pesado e impenetrable color gris, causado por las partículas que liberan los combustibles fósiles.

Hay escenarios más catastrofistas en el horizonte. Si la emergencia climática nos obligase a medidas drásticas como esparcir sulfato en la estratosfera, con el fin de reducir la cantidad de sol que entra en la atmósfera, algunos científicos vaticinan que podríamos perder por completo los azules del cianómetro, sustituidos para siempre por un blanco cegador.

"Oasis (Archivo de los Cielos)" es un espacio meditativo que nos sumerge en los colores de la cúpula celestial, desde los azules de los días despejados hasta la multiplicidad de tonos cambiantes que el cielo nos regala en cada anochecer y amanecer. La instalación nos invita a bajar el tempo y focalizar la atención y los sentidos en un viaje por los cielos del planeta. Desde la explosión de color de la aurora boreal a los cielos turbios que producen las tormentas de arena, los huracanes o la contaminación. Además de una experiencia para los sentidos, "Oasis (Archivo de los Cielos)" es una apelación a tener presente los conflictos de la atmósfera, uno de los espacios políticos centrales de nuestra era.

José Luís de Vicente, enero 2023

First slide Imatges left to right:
Cyanometer, 1789. Horace-Bénedict de Saussure.
Barcelona, 2019. Archive image of Antoni Arola.

Second/Third slide Imatges left to right:
AURORA. North of Sweden, March 2023.
CITY LIGHTS. Barcelona, February 2023.
FIRE. Ney York due to forest fires in Canada, June 2023.
DUSK. Western Mediterranean, early summer 2023.
MARS.